sábado, 21 de abril de 2007

AMOR AL SOL



Cuando recuerdo ese momento me gusta pensar que éramos dos locos adolescentes, pero también hacerlo como si acabaran de transcurrir apenas unos minutos desde aquel instante en el que me sentí cabalgando en la cima del mundo, con el universo brillando a mis pies.

El amor olía a mar y trepaba las rocas. Solos los dos, entre los viejos muros de arenisca del castillo, macizos de uña de gato, lavanda, jara e, incrustadas en la muralla que daba sobre el agua, pitas y chumberas. Allí, en la cima, con el sol iluminándonos la piel, hacíamos el amor entre risas y sacudidas. Feroces, devoradores y llenos de pasión. Nos brillaban las piernas de la humedad que resbalaba desde nuestros sexos. Gritábamos de placer y libertad. Nada importaba. No teníamos miedo, ni años, ni arrugas, ni responsabilidades. Éramos juguetones como cachorros, lujuriosos y salvajes. Nos amábamos.

Unas decenas de metros más abajo la luz formaba cardúmenes de estrellas sobre la mar, alrededor del islote rocoso desde donde las gaviotas alzaban el vuelo para planear, blancas contra el azul, sobre nuestras cabezas, y unir su risa a las nuestras.

El mundo tenía otro color. Era azul, blanco y oro.



Quiero volver a hacer el amor a pleno sol, en la cima del mundo.





El original se escribió y depositó en El Café del Foro, el sábado 22 de Julio de 2006

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