sábado, 21 de abril de 2007

DESAYUNO ESTRESAO

Desintoxiquemos el espíritu de tristezas. Es Diciembre, llega la navidad y yo necesito una buena dosis de risa para afrontar la que está por caer.

Acabo de toparme, mientras buscaba documentos en el ordenador, con esta cereza. Es una cereza de no hace demasiado tiempo, tal vez dos o tres años, si calculo por los detalles de lo que leo. De hecho, el huesecillo andará en algún rincón del café. Pero, como ya dije, buena parte de lo que hay en el cesto son recopilaciones, cosas sueltas que no quiero que se me pierdan porque me gusta mirarlas de vez en cuando, a medida que el tiempo las va colocando en otra perspectiva. Cosas que en algún momento sentí, recordé y -tal vez- vine a contarles.


DESAYUNO ESTRESAO

Disculpen la tardanza, pero anoche tuve movida en casa. La marimorena se armó.

La cosa empezó sobre la una de la madrugada. Yo estaba tan tranquilita en mi cama, charlando mano a mano con mis musas acerca de unos versitos que teníamos a medias, cuando empezó el concierto de ladridos cuatro pisos más abajo, a nivel de calle.

Mis musas son muy pijoteras. El ruido molesta sus delicados oídos y acostumbran a poner morros. Pero yo estuve un buen rato tratando de convencerlas para que se quedasen. Tres cuartos de hora después, ladraban todos los perros del vecindario, mi hijo juraba en arameo sin haber aprendido lenguas muertas, mi madre rezongaba misas en latin, mis perros gruñían y las musas habían decidido largarse al Parnaso, o al Karakorum ese... que nunca sé bien donde está.

En vista de la tesitura, y de que no se oía a ningún vecino protestar por el jolgorio, me asomé a la terraza. Los concertistas eran dos caniches de talla bastante ridícula, a los que su amo había dejado sujetos a la verja del parquecillo que tengo enfrente, para dedicarse el muy mamonazo a tomarse unos "algos" en el bareto infame que hay debajo de mi casa.

Ni corta ni perezosa (bueno, corta sí, pero eso es otra historia), me puse algo de ropa encima, cogí las llaves y me dispuse a enfilar hacia la puerta hecha una fiera.

Y ahí fue donde se lió. Mi hijo me llamó kamikaze enana (o viceversa, ya no me acuerdo), mi madre me llamo cabra iluminá (tentada estuve de decirle que de raza le viene a la cabra), mis perros se dedicaron a morderme los tobillos... un festival, vamos.

-Bueno ¿y que se supone que tengo que hacer? ¿que os creeis, que me voy a liar a hostias con el amo? ¡Solo voy a pedirle que haga algo!

-Eso va a hacer -me espetó mi hijo- va a hacer algo: partirte la cara, so chalá...

-¿Como me va a partir la cara si le pido por favor que tranquilice a sus perros, que son las dos y no hay Cristo que descanse?

-Tía (nunca sé porqué mi hijo me llama tía, si yo no tengo hermanas)... ¿tú te has fijao bien en ese bar?

-Pues no, sobrino, yo no acostumbro a fijarme en los bares, y ese parece bastante mugriento.

-Pues eso, tronca... ¡que no es sitio para que te metas, y menos así vestida! eres una madre inconsciente y pirada...

-Oye niño, a mí no me faltes al respeto.

-Oye tú. De esta casa no sales para ir a ninguna parte.

-¡Será posible! ¿y que coño quieres que haga? ¿me tengo que dejar pisotear solo porque soy chiquita?

-¡Te aguantas! ¡Llama a la poli y que vengan ellos!

-Pues ahora mismo...

-¡Quita ya... ! ¿Crees que te van a hacer caso?

-Pues claro, soy una ciudadana decente y pago mis impuestos.

-Juas, juas, juas... no te digo lo que eres, que eres mi madre.

A todo esto, cogió él el teléfono, llamó a la policía, me soltó un sermón de diez pares de narices y me largó para mi cuarto.

La policía no vino, claro. A las tres y media de la mañana, el individuo recogió sus perros, se largó a su casa a dormir la mona y santas pascuas.

Mis musas aún no han vuelto. Y yo tengo complejo de adolescente. ¡Tenga usted hijos para esto!

Bfmmmfff...

En fin.... a pesar de todo les he traído el café, las tostadas, la bollería, las mermeladas, el pan con aceite, tomate y jamón, los molletes (a ver si aparece el Sir de una puñetera vez y se encarga él de eso y del anís), los yogures, kefires, zumos... ¿me dejo algo? ¡Ah! ¡Sí! el Bloody Mary para el señor letrado, que vendrá resacoso, y un zumo de naranjas amargas para el jodío de Abraham... que vendrá protestando.

Las servilletas las pongan ustedes. Y hagan el favor de recoger luego la mesa, que no se quede todo hecho una guarrería...

Bueeeeeeeeeeenos días!



El original se escribió y depositó en El Café del Foro, el martes, 5 de Diciembre de 2006 (arrastrando, a su vez, un original veraniego de varios años antes).

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